lunes, 15 de octubre de 2018

P.

Pudiste velar sus sueños,
pero decidiste 
volar hacia los tuyos.

Se quedaron las puertas abiertas,
los cigarros a medias,
las palabras sin voz 
y las mentiras sin dueño.

Se perdieron
las formas,
las normas, 
los quizás,
los todavía.

Se apagó la luz.

Y ahora es demasiado tarde
para dejar 
que se duerman 
tus imperativos.