jueves, 16 de julio de 2009

Era un jodido lunes. Los despertadores gritaban desesperados, ensordeciendo a trabajadores cansados, despertándoles de un profundo sueño. La ciudad se ponía en pie, dispuesta a seguir los pasos del borreguismo de la capital. Pero en la cuarta planta de la sexta avenida, alguien no despertó. El sonido estridente del reloj decidió permanecer callado, dejando que su víctima matutina siguiese perdida en sueños viejos y caducados, pero sueños al fin y al cabo.

2 comentarios:

Constanza Nivón dijo...

Que puedo decirte, lo amé, es taan diferente a todo lo leído.
Solo espero que a aquella persona no le vaya mal por seguir soñando

Lady. dijo...

Algo así te cambia la semana, no sólo el lunes.
Me gustan los jodidos lunes.