domingo, 25 de agosto de 2019

Cartas que nunca leerás, capítulo I

Querido tú:

Hace mucho tiempo que decidiste que no ibas a ser tú quien cortara mis alas. Dos años, tres meses, dos semanas y seis días sin discusiones sin sentido, dramas que llegaban sin permiso, sin despechos y sobredosis de orgullo, sin pasar el día queriendo y no pudiendo. Y sin los programas de televisión absurdos antes de dormir, sin comer como si no hubiera mañana, sin los domingos en bicicleta, sin caricias gatunas, sin volver a intentarlo una y otra vez, porque aunque teníamos las rodillas despellejadas de tanto caernos, siempre nos quedaban un poquito de fuerzas para probar de nuevo. Siempre volvíamos a levantarnos, hasta el día en que tu corazón intentó frenarte, pero tu cabeza dijo basta. Y lloré horas y horas, y dos meses después pude darte las gracias, y volar de nuevo, pero sin cogerte de la mano.

Han pasado demasiadas cosas desde aquel día, y creo que lo tengo más que superado. Tan sólo te echo de menos cada vez que te veo. El resto del tiempo, puedo decir que todo va bien.

No hay comentarios: