La que se levanta los lunes con ganas de comerse el mundo pero sin energía en las entrañas. La que piensa que vomitando palabrería barata todo saldrá mejor. La que sonríe a desconocidxs mientras se inventa sus vidas. La que siempre lleva un libro encima y pocas veces lee, la que promete cosas inalcanzables y tropieza en el camino con los mismos dramas una y otra vez. La que escribe cartas que nunca envía, la que siempre llega tarde a las citas y deja los proyectos a medias. La que sale corriendo cuando empiezan a crecer las raíces.
La que sigue soñando con cambiar de vida los domingos. La que se ha acostumbrado a dormir sola, sin poder -ni querer- abrazar(te).
Despiértame cuando acabe diciembre.