jueves, 15 de enero de 2009
Impares
Los días impares retrocedo en el tiempo, hasta que vuelvo a sentarme en la barra de aquel bar, y recuerdo de nuevo la última noche que supe de ti. Pasé horas y horas esperándote, ahogando los segundos en whisky con hielo y tabaco rubio. Cada vez que la puerta se abría, dejaba caer mi cigarro al suelo, y te buscaba entre la gente. Todo el mundo se parecía a ti, pero tú no estabas por ningún rincón. Volvía a apoyarme en la barra, y dejaba pasar el tiempo. Algo me decía que llegarías de un momento a otro, que no me dejarías marchar sin darme un beso de esos que tanto me gustaban. Cuando el alcohol se había adueñado de mis palabras, sonó el teléfono. Vi tu nombre, y el corazón me dio un vuelco. Descolgué, ansiosa por oír tu voz. Pero no dijiste lo que yo quería que me contaras. No viniste a darme un último abrazo, a regalarme un último beso, a acariciarme con una última mirada. Estabas demasiado cansado para hacerlo. Así que me fui, dejando unos cuantos latidos suicidándose en la barra de aquel bar, con las pupilas encharcadas y el corazón apagado. Nunca más volví a saber de ti. Hasta hoy.
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4 comentarios:
¿apareció?
¿para bien o para mal...?
Un besito, Txa.
Los hasta hoy no nos gustan, no....
En un segundo perdió un mundo. Tal vez después de tanto se dió cuenta de lo que dejó escapar, aunque a veces ya es muy tarde y ya hemos volado demasiado alto para ser enjauladxs de nuevo.
Ets tan bonica (L)
emocionante
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