En un momento de inconsciencia, perdí la conciencia. Te besé. ¿Y qué? Tus labios eran ásperos como el esparto, arañaron mi inocencia hasta hacerme reaccionar. Me fui, para seguir buscando ese príncipe decualquiercolor que todavía desconozco, que no sé ni si existe, que quién sabe dónde estará..
2 comentarios:
Maldita sociedad, desde pequeños nos llevan diciendo que tenemos que encontrar a nuestro principe y princesa. Pero, ¿como coño vamos a hacerlo si somos lo más bajo de la sociedad? Siempre nos quedará estudiar periodismo y hacer como nuestra querida Leticia con Z, Z de zariguella, entre otras cosas.
Por ahí están danzando, sólo hay que mantenerse alerta. Hasta parece fácil.
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