lunes, 29 de septiembre de 2008

Asfixiadxs

Me escondí junto a las olas,
que pintaban con espuma
una luz de madrugada,
mientras tu cuerpo desnudo
destrozaba las miradas
de un susurro inesperado
que acorraló a nuestro destino.
Los relojes de la luna
callaron por miedo
a ser descubiertos
en el vacío de la soledad,
y las palabras del ayer
pasaban de puntillas
sobre nuestros cabellos,
para que no olíesemos
su absurda presencia
en una noche de verano
sin pulso ni estrellas.
Los gritos del mar
abrieron el camino
que quebraba las montañas.
Fue entonces cuando
por fin pude darte
un abrazo de esos
que asfixian la distancia..

5 comentarios:

maloles dijo...

Ay, Txa... maldita distancia.
:____(

Anónimo dijo...

Carais! Que hermoso poema! me gustan tus rimas! :)

Emiliakus dijo...

La distancia es lo peor... pero se puede vivir con ella.

Unknown dijo...

Yo quiero saber dar esos abrazos, besos, carícias y son.risas que acortan y asfixian la distancia. Que bonito releerlo :)

Maca(L)

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

Me encantaría aprender a dar ese tipo de abrazos. Porque la distancia siempre está presente. No hablo de la de km, que ya sabemos todos cómo está la geografía de revuelta y mal repartida...hablo de la otra, de la de estar y estar ausente.
Me encantaría aprender a dar abrazos que fueran capaces de asfixiar esa distancia...

Txa. Eres un genio de la palabra, bonita.