Vete lejos,
y suelta mi mano,
que ya no quedan noches
para andar descalzos,
ya no tengo sueños
para estar contigo.
Hoy no quiero besos,
ni miradas,
ni sonrisas,
ni ninguna de esas cosas
que siempre te pedí,
mientras inventaba versos
que nunca te dije,
que jamás escucharás,
que se perdieron en el tintero
la noche que admitiste
que nunca volverás.
Y ya no quiero verte,
y no voy a llorar.
Porque no nos quedan ganas
para seguir luchando,
ni fuerza, ni tiempo,
ni un sucio caparazón.
Ni relojes, ni esperanza,
ni latidos, ni corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario