viernes, 21 de noviembre de 2008

Mi, tu


Mi sonrisa acarició
cada poro de tu piel,
y el olor de tu mirada.

Tu corazón
dejó de latir con fuerza,
sin pedir permiso alguno.

Mis alas descosidas
intentaron susurrar
perdones al amor.

Tus palabras hendieron
tres ilusiones
y un sueño confuso.

Mi voz se agrietó,
y un silencio temido
arropó el final de la noche.

6 comentarios:

Emiliakus dijo...

¿Cómo?¿Por qué?¿Quién? No tengo ni idea, pero es algo que he vivido demasiadas veces para no reconocerlo.

Anónimo dijo...

Emiliakus y yo somos el mismo, normalmente no varío la firma con la que escribo en cada blog, pero me lié.

Disculpas.

Anónimo dijo...

le mien, le tien y todo lo que desata (me encanta leerte)

Isabel Gil Sánchez dijo...

¿Por qué la tristeza llega a esconder tanta belleza? ¿Será que nos proyectamos en las palabras ajenas?

Areúsa dijo...

Mientras mi preciosa duerme..

Genovés Pasteleros dijo...

Más, por favor