Mi sonrisa acarició
cada poro de tu piel,
y el olor de tu mirada.
Tu corazón
dejó de latir con fuerza,
sin pedir permiso alguno.
Mis alas descosidas
intentaron susurrar
perdones al amor.
Tus palabras hendieron
tres ilusiones
y un sueño confuso.
Mi voz se agrietó,
y un silencio temido
arropó el final de la noche.
6 comentarios:
¿Cómo?¿Por qué?¿Quién? No tengo ni idea, pero es algo que he vivido demasiadas veces para no reconocerlo.
Emiliakus y yo somos el mismo, normalmente no varío la firma con la que escribo en cada blog, pero me lié.
Disculpas.
le mien, le tien y todo lo que desata (me encanta leerte)
¿Por qué la tristeza llega a esconder tanta belleza? ¿Será que nos proyectamos en las palabras ajenas?
Mientras mi preciosa duerme..
Más, por favor
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