domingo, 28 de diciembre de 2008

Quizais

Ya sé que te despiertas pensando en ella, que revives cada momento una y otra vez, que cuentas los segundos que te quedan para volver a verle, que te cuelas en sus sueños disimuladamente, que echas de menos sus abrazos, sus caricias, incluso sus enfados. Que le necesitas hasta para respirar. No me mires así, que me lo han contado tus latidos despedazados, tus miradas que piden clemencia, tus labios en mi mejilla. Pero tonta de mí, he dejado que colorees un rinconcito de mi corazón con tus pinceles enamoradizos, cayendo en la trampa del señor destino, dejándote la puerta de mi mundo onírico abierta. Formas parte de mis nuevas ilusiones, esas que duran un día, tres semanas, o quizás unos cuantos meses. Nunca se sabe cuánto vivirán, como tampoco sabrás cuánto tiempo necesitarás hacer tuyo su aire. Avanza con calma, regalándome sonrisas discretas y besos suaves de vez en cuando, que con poco me conformo. Si algún día ella olvida hasta tu nombre, y todavía sigues por aquí, ven a verme. Quizás entonces estemos a tiempo para cambiar el rumbo. Quizás.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Veintisiete de agosto

Tengo un nudo en el estómago que ha matado mi voz. Sonrío y lloro al mismo tiempo, sin querer saber porqué, pero conociendo todas las razones. Un sinfín de recuerdos se acumulan en mi cabeza, golpeándose, intentando esquivar el paso del tiempo, sin conseguir resultado alguno. Se esfuman, se van, como las olas en el mar, como la luna en la mañana, como la vida en nuestras almas. Una triste melodía de fondo ambienta esta oscura velada, donde sólo estamos mi soledad y yo, compartiendo unas copas de más, y unos cuantos deseos incumplibles. El genio de la lámpara escapó meses atrás de nuestra casa, y la suerte se escondió bajo las espinas del ayer. No hemos vuelto a verles.

En silencio, recorro por última vez cada rincón de la azotea. La vida me da vueltas, me marea la realidad. Huele a tormenta en cada paso que avanzo, a desesperación, a algún que otro estatequieta,porfavor. Ya no hago caso a las palabras que grita el viento. Por experiencia sé que obedecerle nunca sale bien. Nunca. Un niño juega con su pelota azul en el parque del olvido. Le observo desde la azotea. Parece feliz, un trozo de goma pintado le hace sonreír. Sería jodidamente egoísta fastidiarle un momento tan bonito a un pobre chaval. Pero el ego me puede, y domina mi cuerpo, sin dejar que el sol, el presente, los recuerdos o cualquier impresentable que aparece a última hora me impida saltar.

viernes, 19 de diciembre de 2008

1 : 32 : 58 PM

Un dulce susurro acaricia cada poro de mi calma. Una mirada mojada en alcohol me dedica una sonrisa. Trescientos escalofríos y dos mil mariposas se pasean por mi espalda, resbalando en el corazón, anudando la boca del estómago y dándome mordisquitos en la lengua sedienta. La yema de unos dedos que no existen dibuja una espiral en la palma de mi mano, y vuelo con cada roce, esperando que se repita una, y otra, y otra vez más.

martes, 16 de diciembre de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

TxusLus


Guardo una cajita
repleta de recuerdos
con olor a espuma
y humo sonriente.

Sabor a nostalgia

P o r.




Por a pedre allò que s'enyora,
a no tornar a veure('t).
Por a no sentir(-te) més.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Placeando


Horas y horas
fusilando el tiempo
en aquel rincón.







Imagen:
www.fotolog.com/sergiete007
La Plaça, Octubre 2008

sábado, 13 de diciembre de 2008

Bloc de notas

Suave,
como el silencio
del viento
que mece tu pelo
en otoño.

Lento,
como cualquier
movimiento
que no tiene dueño
y navega
sin sueños.

Vivo,
como las olas
furiosas
que tocan tu cuerpo
sintiéndote sola.

Muerto,
como el deseo
del cuento
que quiere latir
al compás
de las horas.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Saltar y no volar.

La muerte me acecha por la espalda, y una sucia agonía atraviesa mis entrañas, pintando de un color grisáceo cada poro de mi piel. Medito en el tejado, pendiente de las nubes y de sus susurros. Las calles están vacías, los transeúntes huyen del asfalto. Los gatos ya no vagan por el barrio, el sol se ha escondido de mí. Cuando la noche empieza a cubrir la ciudad, me abrazo con miedo, acurrucándome sin amor. Se me escapa la conciencia al asfixiar mis palabras, intentando callar los paladares de la ignorancia, de mi ignorancia. Saltaré sin alas, mientras la luna se relame los labios al verme caer, sabiendo que no voy a poder volar, sin hacer nada para impedírmelo.

Olores


Huele a felicidad,
a ratos cortos
y tragos largos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Delirios varios

Tengo un nudo en el estómago que no me deja gritar, y la careta del difunto se ha posado en mi mirada, haciendo callar los versos que nacen en el asfalto. Pero tras el muro, vuelve mi voz. La realidad que me rodea es falsa y de postal, con sus entrañas de mentira, sus pupilas dilatadas, sus narices destrozadas y las ansias a flor de piel. Parece ser que está de moda morir lentamente.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Morriña

Y llegó ese día. Con la maleta en la mano, llena de recuerdos que querían ser revividos, nervios incontrolables y con unas cuantas sonrisas de más, saliste dispuesta a comerte el mundo, y esos labios que tanto añorabas.
Arrancaste el motor, y empezaste a conducir camino a ese lugar en el que el tiempo no existía, donde habías viajado tantos y tantos años, siempre con la ilusión en la mirada, dejándote los problemas en la mesilla de noche. Cada vez estaba más cercano tu destino, y el temor del qué pasará se iba haciendo más y más grande. Lo vuestro fue muy bonito, es cierto, pero en cinco años sin contacto podían haber pasado muchas cosas. Eran cinco años de nuevas amistades, nuevas formas de vida, escasas palabras tuyas, ningún beso para ti. Es más, ni siquiera sabías si todavía estaba vivo. Pero tú seguiste adelante, dejando el miedo a un lado, y avanzaste con la cabeza bien alta.
Tras horas y horas, llegaste, al fin, a donde tanto te gustaba ir. Aún recordabas dónde vivía, en esa casa que escondía secretos que sólo tú y él sabíais de su existencia. La espera a la respuesta de tu llamada a la puerta fue la más eterna de tu vida, pero aun así respiraste profundo y con paciencia, hasta que una cara sorprendida abrió. El silencio habló, y vosotros callasteis, sin saber qué decir, comiéndoos con la mirada, matando cada palabra con un suspiro. Vuestras bocas se juntaron, y volviste a morder esos labios añorados que besaste años atrás, cada verano, a la luz del sol o de la luna, no importa cuándo. El tiempo dejó de existir, y volvisteis a ser uno por unos instantes, grabando ese momento en vuestra memoria, deseando que no acabara nunca, pero sabiendo que tenía que terminar.
Cogiste las llaves del coche, y tras el último beso, arrancaste de nuevo. Dejaste atrás toda una historia que te había acompañado durante años, de la que sólo conservaste pequeños recuerdos en una caja de cristal. Sabías que no volverías a tener esos labios sobre ti, y una lágrima cayó de tu mirada, marcando así el final del cuento.

martes, 2 de diciembre de 2008

Atracción

El tic tac de una canción
adormece las ganas
de dar tres pasos más
y dejar atrás el viento
contaminado de amor,
de poesía confusa,
de borracheras sonrientes,
de caladas bochornosas.

Pequeños recuerdos
que me mordéis el alma
y rasgáis mis sueños,
no os vayáis,
que necesito vuestro
calor helado
para seguir caminando.