viernes, 12 de diciembre de 2008

Saltar y no volar.

La muerte me acecha por la espalda, y una sucia agonía atraviesa mis entrañas, pintando de un color grisáceo cada poro de mi piel. Medito en el tejado, pendiente de las nubes y de sus susurros. Las calles están vacías, los transeúntes huyen del asfalto. Los gatos ya no vagan por el barrio, el sol se ha escondido de mí. Cuando la noche empieza a cubrir la ciudad, me abrazo con miedo, acurrucándome sin amor. Se me escapa la conciencia al asfixiar mis palabras, intentando callar los paladares de la ignorancia, de mi ignorancia. Saltaré sin alas, mientras la luna se relame los labios al verme caer, sabiendo que no voy a poder volar, sin hacer nada para impedírmelo.

1 comentario:

maloles dijo...

No love, no pain.

Muas!