lunes, 2 de febrero de 2009

Pequeñuela

El tiempo ha pasado de puntillas, por nuestro lado, casi sin darnos cuenta. Ya no hablas, pero te escucho. Tan sólo con mirarte me regalas mil palabras, cien sonrisas, diez caricias, una vida. Un nudo en el estómago y la asfixia en mis latidos me envuelven cuando sueño que algún día marcharás. Será porque te quiero (demasiado).

3 comentarios:

maloles dijo...

Será eso, y está bien:)

Muas!

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

Siempre he escuchado que NUNCA se quiere demasiado. Y lo pongo en mayúscula porque en esa frase tiene narices. Que nunca se quiere demasiado, dicen. Pero vamos, que yo no me lo creo. Que sí que se puede querer demasiado. Lo suficiente como para que duela que no lo quieran, o para que duela darse cuenta de que se quería demasiado justo cuando te dejaron de querer. O simplemente querer demasiado de sentir que te explota el corazón.
Vamos, que lo bueno es que SIEMPRE se puede querer demasiado. Y sería estupendo. O muy doloroso. Pero vamos...que poderse se puede...lo difícil es encontrar a quien.

Dara dijo...

Nunca es demasiado.


¡Miaau!