viernes, 13 de marzo de 2009

(me)

Susúrrame versos sedientos que observan a la luna de reojo, mientras tu pasado se cae por el agujero del ascensor, y mis recuerdos se cosen en la esquinita del invierno. Acaríciame el alma cuando menos me lo espere, que las mañanas huelen a café con leche y besos azucarados, a resacas compartidas y palabras que poco hablan. Dibújame sueños que revivan primaveras, hasta que las agujas del reloj se cansen de caminar y decidan descansar, parando los segundos refugiados en mi portal. Regálame terciopelo con forma de corazón, antes de que la alborada inunde mi existencia y recuerde a mi inocencia que sigo siendo esa niña que tanto miedo tiene, que tan poco quiere.

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