lunes, 28 de julio de 2008

(Me)

Me refugio en los besos
de un whisky con hielo
y un cigarro de esos
que nunca se acaban.

Me abrigo con las miradas
que nadie conoce,
que huyen del aire,
que no dicen nada.

Me enamoro de los sueños
que dejan caer
misteriosos transeuntes
que no van a volver.

Me desespero en las esquinas
de ciudades alborotadas
repletas de mentes solitarias
que temer ser amadas.

Me muero en callejones,
entre odio y falsedad,
mientras una triste canción
da paso a la soledad.

3 comentarios:

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

Mas bien cuando la soledad deja paso a la muerte. La soledad parece que nunca se va. Estamos hechos en soledad, para vivir solos, pero con gente.
La soledad dejó paso a la muerte.

Anónimo dijo...

te echo de menos

Anónimo dijo...

te vuelvo a echar de menos