Intento encontrar el consuelo en desconocidos, como la mayoría de los mortales. Y como dices que soy una pesada, y que insisto demasiado, te dejo en paz... Hasta que vuelva a acordarme de ti. Mientras tanto, juego al Tinder, y digo que no, no, no, no, sí, no, no, no, match, no, si, no, Co tam? Quién eres? Qué quieres? Y así sucesivamente. Palabrería absurda para alimentar un poco mi autoestima. Consuelo de tontas que hoy cenan cariño de segunda mano, y sin abrazos siquiera. Y yo me quedo pensando en toda la mierda que dije y que hizo que te marcharas, y tú vuelves a casa solo, y te masturbas pensando en cualquiera en la cama que rompimos hace meses de tanto follar.
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