domingo, 31 de marzo de 2019

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Punto y coma.

sábado, 30 de marzo de 2019

O.

Hoy me he levantado pensando
lo increíble que eres en la cama,
y lo gilipollas que te estás volviendo fuera de ella.
Y lo tonta que soy por (per)seguirte.
Y lo poco que me queda para cerrar esta historia
y decirte
a d i ó s.

Porque ya está bien de dramas adolescentes,
de monotema, de ser tan pesada,
de escribir lo mismo una y otra vez.
Y otra.
Y otra más.
Ya basta,
joder.

Que vengan nuevos dramas, que me los como con patatas.
Que hoy devoro las ganas,
los besos,
las tonterías
y el mundo si hace falta.

Que no nos quedan tantas horas
 como para andarnos con tantas historias.
Que si quieres bailar, baila.
O gritar.
O tener sexo en un lavabo.
O masturbarte tres veces al día.
O comer tanto que tengas ganas de vomitar.
O no salir de casa.
O salir demasiado.
Que hagas lo que te salga del coño.
Y p u n t o.
Quizás lo digo porque estoy recién follada,
tengo un gato en mi regazo que me mira con demasiado amor,
mi vecina está sacando los pies por la ventana
 y hace un sol de la hostia.

Y no es lo normal.

jueves, 28 de marzo de 2019

Que.

Me encanta
(o me consuela)
saber que no me lees,
que no me crees,
que apenas me ves,
que ya no me reconoces,
que ya me olvidaste,
que no te erizo,
que no te empalmo,
que no me sueñas,
que ya no somos,
que sólo eres.

Y cuando digo que me encanta
me refiero a que lo acepto,
así, sin más.

Como las páginas del libro
que aún me quedan por leer.

T

Tan sólo estoy esperando
que aparezca alguien
que me diga miłego popołudnia
y me envíe para casa.

martes, 26 de marzo de 2019

Jijijajá

Eh, que me encanta empezar esta nueva onda de cambio de aires, nuevos proyectos, varios objetivos, posibles metas, cumplir sueños del pasado, perdonar errores, hacer como si nada porque la vida es maravillosa, y vivo en la calle de la piruleta, y me encanta sonreír, y vuelvo a ser poeta. Creo un poquito en el amor, me quiero otra vez, en el fondo ahora estoy más guapa, vivo en la eterna juventud, y jijiji por aquí, y jajaja por allá, y flowerpower, optimismo, purpurina, mariposas y lucecitas de colores. Me flipa querer ser la alegría personificada, renovarme y formar parte de toda esa mierda tan guay del siglo XXI, pero sinceramente, hay días en los que estoy de mí misma hasta los mismísimos ovarios.

lunes, 25 de marzo de 2019

Canas

No suelo pasar más de diez minutos delante del espejo. Me lavo la cara, me cepillo los dientes y me voy. Ni siquiera me peino. Tan sólo me maquillo los sábados, y los días de entrevista de trabajo, y las noches en las que pienso que quizás hay suerte y follo. Pero no me esmero demasiado: un poco de rímel y antiojeras que no falte. El pintalabios burdeos sólo para ocasiones especiales, tres o cuatro veces al año.

Hoy me he pasado un cuarto de hora delante del espejo. Y en esos cinco minutos de más, he podido contarme tropecientas canas. Y joder, me he dado cuenta de cómo pasa el tiempo de puntillas para no despertarnos, y de repente, cuando abrimos los ojos, ahí están. Cabellos blancos, arrugas en las comisuras, patas de gallo, celulitis y dramas de más. Y a tomar por culo la bendita eterna adolescencia. Y a plantearse otra vez si ya toca ser adulta, y encontrar trabajo fijo, novio fijo, hijos fijos, hipoteca fija, letras del coche fijas, vacaciones fijas, aspiraciones en la vida fijas, sentimientos fijos. Y establecerse en el ciclo sin fin que nos marcan. Nacer, crecer, joderse, morir. Y ya tenemos la mierda servida.

Así que decido peinarme un poco, hacerme dos trenzas de niña pequeña pero dejando que se vean las canas, tirar de antiojeras y rímel, y por qué no, burdeos y hasta colorete. Y me olvido de tanta hipoteca y novios y vacaciones y fijitis aguditis, y me dejo de espejos y protocolos, y que el tiempo corra todo lo que quiera, que si no le escucho avanzar a mí no me molesta, y que ya me estableceré cuando esté bajo tierra y me coman los gusanos, que ahora quedan muchos tumbos que dar y demasiadas piedras con las que tropezar y volteretas y saltos y espirales y tumbos. Y que vengan las canas que quieran, que voy a vivir las adolescencias que me dé la gana, y que si hay suerte y esta noche follo, pues eso que me llevo, y que si no, pues no pasa nada, y seguimos para bingo.

Kiev

Podría volver a perderme horas y horas
imaginando cuántas noches en vela
ha pasado aquella pobre mujer,
persiguiendo a los gatos
gordos y poco agraciados
que se creen los reyes del barrio,
observando a los niños
jugando a la pelota,
mientras me pregunto
qué narices andarán haciendo las niñas,
perdiéndome entre viejos edificios
pintados de colores vivos
para disimular su pasado soviético,
subiéndome en autobuses
y tranvías destartalados
llenos de gente adorable,
leyendo las humildes historias
que nos cuenta cada balcón.

L.

Los cambios no vienen solos. Y menos si dejas que se sigan colando en tus sueños.

sábado, 23 de marzo de 2019

N.

No hace falta que pidas permiso, abrázame fuerte, que lo echaba de menos. Pero no aprietes demasiado, no vaya a ser que me guste y vuelva a las andadas.

viernes, 22 de marzo de 2019

L.

La excusa de un cigarro a medias
siempre es buena
para entablar conversación,
por eso no he dejado de fumar.

jueves, 21 de marzo de 2019

Primavera

Ha llegado la primavera, pero todavía llevo dos pantalones, calcetines gordos, zapatillas impermeables y chaqueta de invierno (con pelitos en la capucha y todo). Esta mañana he salido a la calle con gorro de lana, y me he maldecido por haber olvidado los guantes. De camino al trabajo, el parque seguía gris, con árboles desnudos y patos escondidos entre los matorrales. Jodido frío.
Hoy hemos salido de paseo con la escuela para celebrar que se acaba el invierno. Los niños y las niñas llevaban gorro, guantes, tres camisetas, un jersey, dos pares de mallas y botas. Algunos incluso iban tapados con mantas. Hacía un día digno de invierno, así que hemos intentado crear nuestra propia primavera. Hemos decorado las sillitas con flores gigantes rosas, azules, amarillas, verdes, naranjas. También había algún globo que otro. Sonreíamos sin parar a la gente que nos miraba con curiosidad. Hemos parado a hacer fotos en el puente, en la catedral, en la orilla del río. Un buen reportaje para poder mostrar a las familias qué bonito ha sido el paseo de la inauguración de la nueva estación, aunque en realidad haya sido un día gris, feo, con frío. Aunque al volver a la escuela, el sol haya hecho la gracia de salir cuando ya estábamos todos encerrados en las clases, comiendo a toda prisa antes de que llegaran los autobuses. Y eso nos ha puesto de mal humor, y hemos maldecido al señor del tiempo, y se nos ha escapado algún taco que otro, porque joder, vaya suerte la nuestra. Pero eso los padres no lo saben. Con ver la felicidad de los pequeños, se quedan contentos. Y eso es lo que en el fondo me gusta. Tan sólo por eso, hoy toca sonreír. Ha llegado la primavera.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Que sí, que el cielo siempre está gris, los pero joder, allí hasta la lluvia es arte. Y el día menos pensado, cojo la puerta y me voy.

Y.

Ya te lo decía tu madre, que eres culo de mal asiento. Te gusta llegar a los sitios, desordenarlos, plantar tu semillita. Y cuando empieza a estabilizarse todo, a nacer tu zona de confort, a sentir que tienes algo a lo que puedes llamar hogar, te agobias. Y ya no lo quieres. Y necesitas irte a otro lugar a buscar lo mismo: un trabajo que te guste, un grupo de gente que te soporte, una ciudad que te acoja. El presente te agobia tanto que necesitas planificarlo todo. Aunque no lo vayas a hacer. No sabes estarte quieta, joder.

Tu cabeza ha arrancado de nuevo. Y quiere mandar a la mierda todo lo que has construido este último año. Así que a tomar por culo, vuelta a empezar.

martes, 19 de marzo de 2019

C.

Cualquier excusa es buena
para justificar la falta de poesía.

lunes, 18 de marzo de 2019

H.

Hace casi diez años conseguí que un señor se suicidara en su garaje mientras retransmitían un partido de los Lakers.

Ahora tan sólo soy capaz de dibujar algunos dramas de desamor y pequeñas crisis existenciales sin importancia.

Será que con los años me he ablandado, y se ha dormido mi imaginación. Al menos, empiezo a hablar desde las entrañas. Y eso es lo que necesito.

E.

La cuestión no debería ser
si te quiere o no te quiere,
sino si te quieres o no te quieres.

(Obviedades que obviamos)

domingo, 17 de marzo de 2019

Tantas vueltas en espiral
acabaron con su con(s)ciencia.

sábado, 16 de marzo de 2019

C.

Cómo admiras su fuerza de voluntad, joder. Porque es obvio le gusta follar contigo. Y probablemente, después de ti, no haya encontrado nada mejor ( o quizás sí, y eres tú la desafortunada ). Pero te conoce, y le das miedo. Sabe que repetir una noche de sexo supondrá besos y carantoñas post coitales, mensajes de texto, algún audio de borrachera y un posible drama. Así que se traga las ganas de comerte el coño y desaparece. Y se deja de historias de campamento, de mamoneo, de ataduras. Así de simple.

En cambio, mírate a ti. Cuanto más se aleja, más le buscas. Al menos has vuelto a follar (aunque tampoco tardaste demasiado, sinceramente) , pero después de cada polvo vuelves a hacer la jodida comparación con él, con su polla y con la rabia con la que os hacíais en amor. Y con él siempre era mejor. Seguramente no era para tanto, pero cuando se te mete algo en la cabeza, es difícil hacerte cambiar de opinión.
Te estás volviendo cada vez más bruta, más agresiva. Y muerdes y arañas y gritas hasta que no puedes más, supongo que para sacar la ira que te come por dentro al saber que probablemente estáis haciendo lo mismo, pero en diferentes camas.
Es tu pequeña obsesión, qué le vamos a hacer. Ni siquiera te masturbas antes de dormir, porque es cuando tus pequeños dramas vuelven a rondar por tu cabeza, y no te gusta mezclar el placer con la tristeza. Tonterías.

Y como buena adolescente escondida en un cuerpo de treintañera, sabes que un día volverás a caer, perderás la poca dignidad que te queda y le escribirás diciéndole que le echas de menos. Quizás intentarás ser más sutil proponiendo un inocente café. Ya encontrarás la manera de contactar con él, y de hacer el ridículo una vez más. Agradece que él será sensato, y te dirá que vale, pero que no es una buena idea. Entonces recapacitarás y le darás la razón. Dejarás de insistir hasta el próximo tropiezo. Y cuando os encontréis, él te dará un beso en la mejilla, te preguntará si todo va bien, y se irá sin despedirse. Y con eso tendrás que quedarte.

 Pero que no cunda el pánico. En el fondo todos sabemos que esto no son más que gilipolleces.

viernes, 15 de marzo de 2019

E.

En Nadordze tienen
una fábrica de nubes.

jueves, 14 de marzo de 2019

L.

Llevo todo el día pensando en mi huelga de latidos. Después de tres años sin publicar nada, ahora intento escribir cada día, convertirlo en una rutina. De hecho, tengo un saco lleno de ideas, de recuerdos, de utopías y de tonterías varias que necesitan escapar de mi cabeza. 

He intentado inspirarme en mi primer viaje en solitario 
(que sólo duró cuatro días y tres noches), 
en los dos meses y veintiún días 
en los que creía que por fin había algo más 
(y en los que, efectivamente, estaba equivocada), 
en el efecto Polonia y sus consecuencias 
(aunque todavía estoy descubriéndolas), 
en el día que me dijiste que no querías 
ser tú quien me cortara las alas 
(y fue la mejor decisión que tomaste nunca), 
en la noche que perdí la dignidad 
con un completo desconocido 
(aunque no la recuerdo demasiado), 
en el por qué no soporto llevar dos calcetines iguales 
(a no ser que sean negros, entonces tienen que ir juntos), 
en mi afición por agarrarme a clavos ardiendo 
y apretarlos hasta que me sangren las entrañas 
(porque si no, sería demasiado sencillo), 
en el don que poseo para tropezar 
más de tres veces con la misma piedra
 (y cuanto más grande sea la hostia, 
menos tiempo tardo en volver a repetir), 
en la manía de no releer (casi) nunca lo que escribo 
(aunque ahora mismo acabo de hacerlo, 
y no paro de añadir mierda al texto).


En fin, que cualquier excusa es buena para empezar una historia. Pero hoy no me salen las palabras, joder.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Un(a)

Una piscina de plástico. Un bañador verde y negro. Unas abejas. Un pastor alemán. Una televisión pequeña. Cangrejos de río. Paella con romero. Costras en las rodillas. Pantalones de pana azul con dibujitos blancos. Una cuesta con muchas piedras. Una bicicleta sin frenos, y sus correspondientes caídas. Pies mojados en el río. Un juego de niños. Un garaje sin ordenar. Un estante lleno de herramientas. El olor a humedad. Polvo en los ojos. Una puerta con vidrio opaco. Una manivela dorada a punto de caer. Una mesa de madera. Unos vaqueros. Una mano. Un silencio. Un instante que parece una eternidad. Otro silencio. Una sonrisa. Una mirada perdida. Una pizca de sol. Un poco de miedo. Una memoria selectiva. Una caja de Pandora. Una llave. Un olvido.

martes, 12 de marzo de 2019

T

Tengo mil historias en la cabeza, 
pero si intento dibujarlas, 
sólo le veo a él acariciándome el pelo 
y susurrando lo guapa que estoy 
mientras duermo. 



No hay peor poesía 
que la que obliga a las palabras 
a salir a la fuerza, 
así que mejor 
me callo.

lunes, 11 de marzo de 2019

H.

Hoy he tenido tantas cosas que hacer que casi me olvido de echar(te) de menos.

domingo, 10 de marzo de 2019

B.

El metro en hora punta, les rambles plenes de guiris, els preus impagables a les terrasses del centre, els diumenges de swing a la Osca, el moderneo innecessari, els carrerons del Born, aquesta manera tan peculiar de parlar català amb la a, les ampolles de vermut de Reus a la General, i les carxofetes al Salvat. El nostre carrer peatonal, la senyora Lola i la pagesa, la rutina que ens ofegava, les birres en el Kop i els divendres en el Floren. El tren a la platja de Sitges dos diumenges al mes a l'estiu, anar a per tu a la feina, passejar amb bicicleta per les afores, els matins al gimnàs municipal, la San Miguel a euro, els dinars amb la mama i la iaia, els dies a Casoplin. Les nits de sofà i manta que acabaven sense peli i de mala gana perquè mai ens decidiem, els pipis de la Inka, la Zoe amb la seva obsessió pels peus, les calçotades, la salsa romescu, la piscineta i el jardinet, la migdiada els caps de setmana a la feina, el dia de la marmota, els nois i les seves històries, l'hort amb les senyores, els cafés al Set, les quedades amb les nenes, la puta al riu, el vull i no puc, el puc i ja no vull. Les bledes amb patata, els drames, les discussions sense fi i el t'estimo diari. La línia lila fins a Bac de Roda i tornar a casa amb la vermella, baixar a Plaça de Sants. La Festa Major alternativa, les tardes a Àgora arreglant el món, i a la xina i a Olzinelles, els concerts, DJ Marikarmen, els macarrons amb tomàquet abans de dormir, ginebra amb llimona i més tard amb taronja, la salsa espinaler, ca' la Maria i el no saber sortir del barri. Fumar en el pati o en la porta de la resi quan arribava la noia del torn de nit, i per suposat de camí a casa, i pel matí si feiem un café. Les torrades del Joans, el cinema a la fresca de Cotxeres, les burguers del Gopal i els menús del VeggieGarden. Fugir els divendres a l'altra part del barri i acabar tornant per abraçar-te abans de dormir, i enfadar-me si no venies. Xocolata amb pa pel dia de reis i uns quants llibres de segona mà i un roser per Sant Jordi. Les fonts de Montjuic, la lluna que s'amaga i la llum de la ciutat quan arriba el capvespre.

Sempre que he dit que Barcelona era una ciutat massa gran per mi, que no podia fer-me a ella, que volia marxar.. I ho vaig fer, abans de que el ciment m'ofegara. I vaig fer bé, però tot i així, de vegades la trobo a faltar.

S.

Si eres tan ilusa
como para creer
en las causalidades,
adelante.

Remueve el pasado,
coge unas cuantas piezas
y aférrate a ellas.

Dale la mano,
que no se escape,
y sueña otra vez.
Aprovecha que los monstruos
todavía duermen.

No tengas prisa,
porque el tiempo
pasará de puntillas
para no despertaros..

..Y la noche
volverá a abrazaros
cuando dejes de buscar
pedacitos de verdad
en el espejo.

Marina

De vez en cuando, me acuerdo de Marina. Nació un invierno del 2012, cuando creía que iba a comerme el mundo con la poesía (y en el fondo era ella la que me estaba devorando a mí poquito a poco).

Bukowski tenía a Chinaski, Heminway creó a Adams. Arantxa inventó a Marina, su alterego como terapia, como solución a sus problemas. ¿Qué pasa? Cada cual se deshace de su mierda como quiere.

Al principio fue maravilloso. Cada semana vivía una nueva aventura. En sus historias, siempre había sexo, soledad dramatizada y cigarrillos. Llegué a plantearme enseñársela al mundo, dejar que conociesen a Marina. Pero me dio mucho miedo que no fuese aceptada, así que tan sólo se la presenté a dos o tres amigas. Nada más.

Lo mejor de todo es que les gustó. Y querían más. Porque Marina es egoísta, una bala perdida, a veces un poco tonta... Pero te engancha. Y te apetece conocerla, y abrazarla, y consolarla. Aun así, no les hice caso. Decidí silenciar a Marina, y les dejé con las ganas.

Cada uno o dos años, me despertaba un domingo de resaca inspirada, y decidía que iba a resucitar a Marina. Así que me ponía manos a la obra: copa de vino, cigarrillos, música relajante, habitación sin luz. Y dejaba que mi pequeña viviera al menos un capítulo más. Un polvo fallido, un cambio de trabajo, un reencuentro fortuito... Cualquier cosa valía para hacerla crecer, y para hacerme creer que esta vez sí, que habíamos vuelto, que Marina había renacido, y por fin iba a sobrevivir.

Pero no. Al día siguiente, la resaca desaparecía y la rutina empezaba de nuevo, y volvía a mi trabajo fijo, a mi nidito de (des)amor, a mis gatas, a las discusiones sin sentido, a las calles abarrotadas, a los setenta y ocho minutos de metro diarios, a beber antes de dormir y a comer para ahogar las penas. Y entre tanta mierda, me olvidaba de las palabras, de las historias, y de la pobre Marina.

Hace tiempo, esa rutina que parecía tan inamovible desapareció. Así, sin más. Y entré en un bucle sin rumbo de adolescencia, de sinsentidos, de subidas y de bajadas. Me perdí en un caos en el que todavía me acurruco cada fin de semana. Se fue la rutina, al menos de momento. Quizás sea por ello que ahora me acuerdo más de ella, que la echo de menos, que quiero que vuelva y abrazarla y consolarla. Porque parece que cuando cuido de Marina me duele un poquito menos el alma. Y creo que lo que escribo no está tan mal, aunque se quede guardado en un word sin formato y sin sentido.

Me consuelo pensando que
cuando todo
se vaya
a la mierda,
cuando no
me salgan
las palabras
y dejen
de existir
los
versos
y
los
besos,
Marina
estará
esperándo(me).

A.

Abusas de los imperativos
(aunque sea para 
hablar de cosas bonitas).
Y de la segunda persona del singular
(porque no eres capaz
de hablarte a ti misma
en primera persona.
Miedica).
Y de los puntos y aparte
(con lo que te gustaban a ti
escribir puntos y seguidos
cada tres palabras) .
Y de la conjunción y
(porque parece que 
todo sea menos duro
si le añadimos una y delante).
Y de los dramas
(porque una poesía
que no sea catastrofista
te sabe a poco).

Pero abusa,
y hazlo.
Y no te cortes.
Y di todo lo que tengas que decir.

(Y recuerda romper tu sonrisa
antes de que pueda verla).

sábado, 9 de marzo de 2019

M.

Me comiste las ganas
Y no sé si quiero
o si tengo
Pero te muerdo
la boca
y la vida,
y me bebo tus palabras
y nos vamos a tomar por culo
antes de que cambies de planes,
porque aquí no se nos ha perdido
N a d a.

viernes, 8 de marzo de 2019

M.

Me duele la garganta
de vomitar tanta mierda.

Y es que hay demasiados poetas
para tan poca poesía.

jueves, 7 de marzo de 2019

H.

Has vuelto a pasearte por mis sueños
sin ni siquiera pedir permiso.

Pero hoy hace tanto frío
en tu mirada
que he necesitado
sacarte de mi casa
y de mi vida..

..Aunque no has dejado
de
encantar-
-me.

Me he quitado de encima
las ganas de echarte de menos,
y he sacudido el colchón para sacar los restos de amor propio que te dejaste.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Desde el (re) inicio de los tiempos.

Escribe, joder.

Aunque no tengas nada que decir.

Valen más cuatro palabras mal dichas
que un silencio intencionado.

Ya has asumido
que no vas a vivir nunca
de tu querida (pero olvidada) poesía,
ni serás una Bukowski
del siglo XXI.

¿ Y qué más da ?

Mejor.

Fluye. Vomita.
Nadie te va a leer.
Y eso en el fondo es bonito.
Porque tus palabras tienen
nombre y apellidos.

Y cuando sabes
que llegarán a pocos oídos,
puedes gritar a los cuatro vientos
que follas sin amor,
que amas sin follar,
que quieres más de lo que debes
y a veces odias demasiado.

No hace falta empezar
una libreta nueva,
un blog nuevo,
ni una vida nueva
para volver a escribir.

(Re) inicia sin miedo.

Porque no cerraste la puerta,
la dejaste entornada.

Y tu huelga de latidos siguió esperándote.


A ti,


que dejas que la mierda
salga a través de la tinta.


A ti,


que regalas versos
a quien menos lo merece,
aunque sepas que jamás
los va a saborear.


A ti,


que se te ha olvidado escribir en papel.


A ti,


que vuelves a la huelga
una vez cada tres años

Y, como siempre,
piensas que ésta
será la definitiva.


Así que aprovéchala.


Y
vomita
verdades
hasta
que
te
la
bilis
te
queme
las
entrañas.