miércoles, 6 de marzo de 2019

Desde el (re) inicio de los tiempos.

Escribe, joder.

Aunque no tengas nada que decir.

Valen más cuatro palabras mal dichas
que un silencio intencionado.

Ya has asumido
que no vas a vivir nunca
de tu querida (pero olvidada) poesía,
ni serás una Bukowski
del siglo XXI.

¿ Y qué más da ?

Mejor.

Fluye. Vomita.
Nadie te va a leer.
Y eso en el fondo es bonito.
Porque tus palabras tienen
nombre y apellidos.

Y cuando sabes
que llegarán a pocos oídos,
puedes gritar a los cuatro vientos
que follas sin amor,
que amas sin follar,
que quieres más de lo que debes
y a veces odias demasiado.

No hace falta empezar
una libreta nueva,
un blog nuevo,
ni una vida nueva
para volver a escribir.

(Re) inicia sin miedo.

Porque no cerraste la puerta,
la dejaste entornada.

Y tu huelga de latidos siguió esperándote.


A ti,


que dejas que la mierda
salga a través de la tinta.


A ti,


que regalas versos
a quien menos lo merece,
aunque sepas que jamás
los va a saborear.


A ti,


que se te ha olvidado escribir en papel.


A ti,


que vuelves a la huelga
una vez cada tres años

Y, como siempre,
piensas que ésta
será la definitiva.


Así que aprovéchala.


Y
vomita
verdades
hasta
que
te
la
bilis
te
queme
las
entrañas.

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