sábado, 16 de marzo de 2019

C.

Cómo admiras su fuerza de voluntad, joder. Porque es obvio le gusta follar contigo. Y probablemente, después de ti, no haya encontrado nada mejor ( o quizás sí, y eres tú la desafortunada ). Pero te conoce, y le das miedo. Sabe que repetir una noche de sexo supondrá besos y carantoñas post coitales, mensajes de texto, algún audio de borrachera y un posible drama. Así que se traga las ganas de comerte el coño y desaparece. Y se deja de historias de campamento, de mamoneo, de ataduras. Así de simple.

En cambio, mírate a ti. Cuanto más se aleja, más le buscas. Al menos has vuelto a follar (aunque tampoco tardaste demasiado, sinceramente) , pero después de cada polvo vuelves a hacer la jodida comparación con él, con su polla y con la rabia con la que os hacíais en amor. Y con él siempre era mejor. Seguramente no era para tanto, pero cuando se te mete algo en la cabeza, es difícil hacerte cambiar de opinión.
Te estás volviendo cada vez más bruta, más agresiva. Y muerdes y arañas y gritas hasta que no puedes más, supongo que para sacar la ira que te come por dentro al saber que probablemente estáis haciendo lo mismo, pero en diferentes camas.
Es tu pequeña obsesión, qué le vamos a hacer. Ni siquiera te masturbas antes de dormir, porque es cuando tus pequeños dramas vuelven a rondar por tu cabeza, y no te gusta mezclar el placer con la tristeza. Tonterías.

Y como buena adolescente escondida en un cuerpo de treintañera, sabes que un día volverás a caer, perderás la poca dignidad que te queda y le escribirás diciéndole que le echas de menos. Quizás intentarás ser más sutil proponiendo un inocente café. Ya encontrarás la manera de contactar con él, y de hacer el ridículo una vez más. Agradece que él será sensato, y te dirá que vale, pero que no es una buena idea. Entonces recapacitarás y le darás la razón. Dejarás de insistir hasta el próximo tropiezo. Y cuando os encontréis, él te dará un beso en la mejilla, te preguntará si todo va bien, y se irá sin despedirse. Y con eso tendrás que quedarte.

 Pero que no cunda el pánico. En el fondo todos sabemos que esto no son más que gilipolleces.

1 comentario:

Rodrigo Rubio dijo...

No hay manera de leerlo sin que diga algo muy cierto de todo dios. Brutal.